Al final entre unas cosas y otras no he podido centrarme en la crónica de esta carrera, tampoco voy a mentir, con el resultado final tampoco es que apeteciera mucho centrarme en la crónica, pero bueno, lo justo es hablar de todas las carreras sea cual sea el resultado. No me extenderé mucho pero al menos dejaré constancia de ella.
Ya avisaban durante la semana de que en el fin de semana el calor iba a ser el protagonista, pero no suele ser algo que me preocupa en exceso pero luego en carrera suele afectarme bastante. El caso es que llegamos el viernes a Navacerrada, decidimos alojarnos allí para evitar el madrugón desde Madrid, y la cosa ya no pintaba muy bien. Un sospechoso carraspeo de garganta me provocaba cierta intranquilidad, y más cuando por la noche el malestar se acentuaba con dolor al intentar tragar. El caso es que recogimos el dorsal y rápidamente para el hotel a cargar de hidratos.
La mañana en la sierra empezo fresquita, la verdad es que la temperatura era bastante buena para correr, un poco de calentamiento, más que nada para hacer tiempo, y a la salida ya que con tanta distancia ya irá el cuerpo calentando sólo...y en la salida como siempre, a coger un ritmo sin cebarse y a intentar disfrutar.
La subida a Maliciosa se hace suave al principio pero a falta de 3 ó 4 km la pendiente se acentúa bastante, al ser la vertiente suroeste el sol no pega nada y se sube muy cómodo, eso sí, las piernas empiezan a saber qué es lo que les espera. Llego a la cima en hora y media y me doy cuenta que voy rápido, es lo que suelo tardar por la vertiente de La Pedriza en un día de entreno. Por tanto decido regular y aprovechar la bajada para relajar. Me engancho a un grupeto y hacemos la bajada bastante cómoda. Algo raro ya empecé a notar cuando bajando veía que no iba cómodo, mira que disfruto las bajadas pero esa, que además conozco al dedillo, no me estaba sentando bien, no eran las piernas, era simplemente una sensación rara.
Llego al avituallamiento de Canto Cochino y decido hidratarme bien y comer algo, no llevamos mucho pero todo lo que vaya metiendo es gasolina que luego vedrá bien. Salgo dirección al collado de la Dehesilla y cada vez se me acentúa más el malestar, algo raro pasa ya que sólo llevamos 20km. Llego a la cima del collado a ritmo y empiezo una de las bajadas más infernales que he realizado. No erá muy técnica ni empinada pero era muy incomoda, mucha vegetación y trampas en forma de irregularidades del camino que con tanta vegetación apenas se veían. El caso es que mantengo un ritmo lento sobre todo para intentar no lesionarme y tener que tirar la carrera...
Al finalizar el descenso y después de un terreno de falso llano llegamos a la Hoya de San Blas, avituallamiento que esperaba como agua de Mayo, el calor ya empezaba a hacer mucho daño y necesitaba hidratación algo más fresca que lo que llevaba encima. A partir de ahí comenzamos la subida a La Morcuera, casi todo por pista comoda pero muy larga, unos 12 km de subida. Esta subida no la lleve mal, me administre bastante bien los líquidos y tuve fases de buen ritmo y otras más lentas. El cuerpo seguía sin responder y cada vez me preocupaba más, quedaba mucha carrera... EL último tramo de subida es una pendiente de unos 2km bastante dura, y es cuando más se nota el calor. Por fin después de gran esfuerzo llego a la cima donde espera Nati. Toca hidratarse y comer algo y sobre todo descansar un poco y asimilar lo que se lleva.
El siguiente tramos es el descenso a Rascafría, tramo en descenso de unos 10km y que a primera vista parece sencillo. Lo malo es que las sensaciones cada vez son peores, ahora es cuando verdaderamente me doy cuenta que el cuerpo hoy no va ya que en un descenso fácil y por pista me cuesta una barbaridad coger un ritmo medianamente decente. No paro de beber pero siempre intentando administrar al milímetro la bebida. Después de una última parte de descenso en medio de las piscinas naturales, que por cierto, un auténtico castigo mental hacernos pasar por el medio viendo a todo el mundo bañarse y disfrutar del día, llego al avituallamiento de Rascafria. Cuando llego no tengo más remedio que sentarme porque no puedo con mi alma, no sabía si el calor o qué pero algo me estaba machacando y de qué manera. Por suerte allí también me espera Nati y tras ver como estaba no cree que lo más adecuado sea continuar. Me viene a ver la médica del puesto y parece ser que la fiebre se ha apoderado de mí. Tras una larga pausa de reflexión, y sobre todo, tras charlar con otro corredor, decido abandonar la carrera. A las 14h, con el calor que hacía y sobre todo con la fiebre que parecía tener, hubiera sido un suicidio continuar y sobre todo pensando que llegaba la parte más dura que era la subida a Peñalara.
Fue una decisión difícil, quien sea corredor lo sabrá, pero en ningún momento me arrepentí, como se suele decir, una retirada a tiempo es una victoria, y tengo claro que es fundamental el saber cuando uno debe retirarse. En definitiva, una carrera preciosa y sobre todo muy muy dura, hace falta una buena preparación y un buen entrenamiento mental. Mi más sincera felicitación y admiración al ganador de la prueba, Luis Alonso Marcos, cada vez que lo veo me parece más increíble el tiempo que se ha marcado, es alucinante.
La carrera ya ha pasado y cada minuto que pasa tengo más ganas de que llegue la edición del año que viene, espero poder quitarme la espina aunque siempre respetando la gran dificultad de esta prueba. Finalizar mencionando los hermanos Mikel y Gorka, abandonaron también en Rascafría y fue muy agradable la vuelta a Navacerrada con ellos. De verdad me hicieron ver lo que son estas carreras y como verdaderamente se disfrutan, una pasada vuestra experiencia en este mundo del trail, espero que nos encontremos próximamente en vuestra carrera o en alguna por el mundo.
run20 - without pain and suffering would not be the same...
Ya avisaban durante la semana de que en el fin de semana el calor iba a ser el protagonista, pero no suele ser algo que me preocupa en exceso pero luego en carrera suele afectarme bastante. El caso es que llegamos el viernes a Navacerrada, decidimos alojarnos allí para evitar el madrugón desde Madrid, y la cosa ya no pintaba muy bien. Un sospechoso carraspeo de garganta me provocaba cierta intranquilidad, y más cuando por la noche el malestar se acentuaba con dolor al intentar tragar. El caso es que recogimos el dorsal y rápidamente para el hotel a cargar de hidratos.
La mañana en la sierra empezo fresquita, la verdad es que la temperatura era bastante buena para correr, un poco de calentamiento, más que nada para hacer tiempo, y a la salida ya que con tanta distancia ya irá el cuerpo calentando sólo...y en la salida como siempre, a coger un ritmo sin cebarse y a intentar disfrutar.
La subida a Maliciosa se hace suave al principio pero a falta de 3 ó 4 km la pendiente se acentúa bastante, al ser la vertiente suroeste el sol no pega nada y se sube muy cómodo, eso sí, las piernas empiezan a saber qué es lo que les espera. Llego a la cima en hora y media y me doy cuenta que voy rápido, es lo que suelo tardar por la vertiente de La Pedriza en un día de entreno. Por tanto decido regular y aprovechar la bajada para relajar. Me engancho a un grupeto y hacemos la bajada bastante cómoda. Algo raro ya empecé a notar cuando bajando veía que no iba cómodo, mira que disfruto las bajadas pero esa, que además conozco al dedillo, no me estaba sentando bien, no eran las piernas, era simplemente una sensación rara.
Llego al avituallamiento de Canto Cochino y decido hidratarme bien y comer algo, no llevamos mucho pero todo lo que vaya metiendo es gasolina que luego vedrá bien. Salgo dirección al collado de la Dehesilla y cada vez se me acentúa más el malestar, algo raro pasa ya que sólo llevamos 20km. Llego a la cima del collado a ritmo y empiezo una de las bajadas más infernales que he realizado. No erá muy técnica ni empinada pero era muy incomoda, mucha vegetación y trampas en forma de irregularidades del camino que con tanta vegetación apenas se veían. El caso es que mantengo un ritmo lento sobre todo para intentar no lesionarme y tener que tirar la carrera...
Al finalizar el descenso y después de un terreno de falso llano llegamos a la Hoya de San Blas, avituallamiento que esperaba como agua de Mayo, el calor ya empezaba a hacer mucho daño y necesitaba hidratación algo más fresca que lo que llevaba encima. A partir de ahí comenzamos la subida a La Morcuera, casi todo por pista comoda pero muy larga, unos 12 km de subida. Esta subida no la lleve mal, me administre bastante bien los líquidos y tuve fases de buen ritmo y otras más lentas. El cuerpo seguía sin responder y cada vez me preocupaba más, quedaba mucha carrera... EL último tramo de subida es una pendiente de unos 2km bastante dura, y es cuando más se nota el calor. Por fin después de gran esfuerzo llego a la cima donde espera Nati. Toca hidratarse y comer algo y sobre todo descansar un poco y asimilar lo que se lleva.
El siguiente tramos es el descenso a Rascafría, tramo en descenso de unos 10km y que a primera vista parece sencillo. Lo malo es que las sensaciones cada vez son peores, ahora es cuando verdaderamente me doy cuenta que el cuerpo hoy no va ya que en un descenso fácil y por pista me cuesta una barbaridad coger un ritmo medianamente decente. No paro de beber pero siempre intentando administrar al milímetro la bebida. Después de una última parte de descenso en medio de las piscinas naturales, que por cierto, un auténtico castigo mental hacernos pasar por el medio viendo a todo el mundo bañarse y disfrutar del día, llego al avituallamiento de Rascafria. Cuando llego no tengo más remedio que sentarme porque no puedo con mi alma, no sabía si el calor o qué pero algo me estaba machacando y de qué manera. Por suerte allí también me espera Nati y tras ver como estaba no cree que lo más adecuado sea continuar. Me viene a ver la médica del puesto y parece ser que la fiebre se ha apoderado de mí. Tras una larga pausa de reflexión, y sobre todo, tras charlar con otro corredor, decido abandonar la carrera. A las 14h, con el calor que hacía y sobre todo con la fiebre que parecía tener, hubiera sido un suicidio continuar y sobre todo pensando que llegaba la parte más dura que era la subida a Peñalara.
Fue una decisión difícil, quien sea corredor lo sabrá, pero en ningún momento me arrepentí, como se suele decir, una retirada a tiempo es una victoria, y tengo claro que es fundamental el saber cuando uno debe retirarse. En definitiva, una carrera preciosa y sobre todo muy muy dura, hace falta una buena preparación y un buen entrenamiento mental. Mi más sincera felicitación y admiración al ganador de la prueba, Luis Alonso Marcos, cada vez que lo veo me parece más increíble el tiempo que se ha marcado, es alucinante.
La carrera ya ha pasado y cada minuto que pasa tengo más ganas de que llegue la edición del año que viene, espero poder quitarme la espina aunque siempre respetando la gran dificultad de esta prueba. Finalizar mencionando los hermanos Mikel y Gorka, abandonaron también en Rascafría y fue muy agradable la vuelta a Navacerrada con ellos. De verdad me hicieron ver lo que son estas carreras y como verdaderamente se disfrutan, una pasada vuestra experiencia en este mundo del trail, espero que nos encontremos próximamente en vuestra carrera o en alguna por el mundo.
run20 - without pain and suffering would not be the same...
5 comentarios:
sigueme y te sigo (:
http://shoutslouderuntilyoudrop.blogspot.com/
done, thanks
Es lo mejor que hiciste, no puedes forzar tanto la máquina, y la fiebre es un indicador inteligente que poseemos. Sigues siendo un máquina.
Gracias primi!!!!
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